Finca Cuatro Vientos


Nuestro viaje/proyecto inicia el 30 de Junio de 2013 en la Finca Cuatro Vientos, en Tenjo (Cundinamarca), una huerta especializada en la producción orgánica de hortalizas, que se comercializan a través de una marca propia: Tierra Verde. Constanza González, dueña y líder del proyecto, compartió con nosotros su espacio vital, sus conocimientos y experiencias, reflexiones sobre la vida y sobre todo su generoso afecto. Fue una introducción fascinante en el mundo de la vida campesina al estilo agroecológico, y una oportunidad muy armoniosa para dar los primeros pasos de nuestra propia transición familiar.









































Constanza lleva 18 años con el proyecto de la huerta, 11 de ellos en Gachancipá y luego en esta finca a donde se trasladó con toda la experiencia acumulada, el espíritu de la huerta con ella, un trabajo que tiene uno de sus pilares fundamentales en la conexión con el mundo de los sentidos, que es muy importante para ella. Incluso nos cuenta que dejó de practicar yoga a diario porque el trabajo por periodos largos de tiempo en la huerta le comenzó a producir esa sensación de conexión interior.


Los caminos del agua que optimizan su recolección y circulación para aprovechar al máximo el producto de las lluvias, así como la gran variedad de especies hortícolas, recrean un paisaje agrícola de gran riqueza y belleza para el deleite del espíritu. Una de las cosas que más nos llamaron la atención de la huerta, fueron las gruesas camas de tierra donde se siembran las hortalizas. En ellas se refleja toda una forma de relacionarse con la vitalidad de la tierra para favorecer el proceso agrícola, con una atención y una inversión continua de trabajo. Estos esfuerzos son lo que se soporta el proyecto, como una alternativa frente al modelo de producción agroquímica.






En este proyecto en particular, se implementa un modelo de higiene de la huerta, en el cual no se dejan residuos orgánicos sobre la tierra. Esta es una acción preventiva que se realiza sistemáticamente, debido a que la materia en descomposición atrae a diferentes insectos que se pueden convertir en plagas que terminan afectando los cultivos. Así, toda la materia vegetal que se extrae del deshierbe periódico es recogida directamente al extraerla, se deposita en costales (que se ven dispuestos muchas veces en los surcos de la huerta) para llevarla a la zona de compostaje, separada de la huerta.

Desde luego, la alelopatía es una de las principales formas de manejo integral de las necesidades de la huerta. Se observan diferentes plantas medicinales y aromáticas mezcladas con los cultivos comerciales. Su expresión más sistemática son las “cortinas”, que consisten en sembrar ciertas plantas en los extremos de cada cama, sobre todo manzanilla.

Se practica el acolchado en gran parte de las camas (sobre todo para las especies más vulnerables), que consiste en poner una cobertura que protege el suelo de plagas, el efecto de la radiación solar que evapora la humedad y el efecto de las lluvias excesivas que lavan el terreno llevándose sus nutrientes. Este acolchado se hace con pasto u otro material vegetal, pero que previamente se haya secado completamente, en un lugar alejado del cultivo.

Estos manejos junto a muchas otras técnicas aplicadas en Cuatro Vientos, requiere que los trabajadores que se emplean en la finca adopten estas prácticas específicas de agricultura orgánica. Muchos de los trabajadores que llegan al proyecto son campesinos que ya vienen con una experiencia cultural propia sobre cómo hacer las cosas en la huerta. Aunque se realizan ejercicios de diálogo de saberes donde se reconoce que estos conocimientos son valiosos, valederos y que en sus huertas propias pueden realizar las prácticas que ellos consideren mejores, en Cuatro Vientos se les exige hacerlo como ya se tiene establecido, reconociendo que es el proyecto de Constanza forjado con su experiencia directa, por lo que tienen que seguir sus pautas. Esto no es fácil, con algunas personas se crean relaciones con mucho afecto y respeto, pero no funcionan en el trabajo, y no se quedan, se van pronto, es como un filtro. Se puede concluir entonces que hay una lógica de relación con los trabajadores basada en el hacer, en que se adapten en su labor a los requisitos especiales del proyecto.

En el compartir de las actividades cotidianas, no sólo aprendimos de los saberes prácticos del equipo de trabajo, sino también disfrutamos del humor de Cecilia (jefe de huerta) y la conexión de Oscar (encargado de la finca en general) con los animales y la tierra.

En este escenario de encuentros, también tuvimos la oportunidad de conocer brevemente a Sophie, mujer francesa dedicada a la talla de madera. Y una de las noches compartimos la visita de Mario, Sofía, Teiru y Dugunabin. Los últimos dos son indígenas de la etnia Iku de la Sierra Nevada de Santa Marta, quienes nos cuentan que para ellos la educación se centra en saber compartir, desde muy pequeños y en la vida cotidiana, a través de intercambios vivenciales y las raíces comunitarias de los sentidos de vida y la conciencia, reconociendo la importancia de que todos sepan sembrar la tierra y lo practiquen. Frente a nuestras preguntas sobre sus motivaciones para cursar programas académicos de los hermanos menores, Teiru, que estudia Física en la Universidad Nacional, nos habla de sus perspectivas de la interculturalidad, cómo a ellos también les interesa reconocer cómo pensamos nosotros y conocer más del mundo contemporáneo.

Otro evento singular, que tomó todo un día de dedicación de Constanza, fue la visita de un equipo del Ministerio de Agricultura para realizar una entrevista para hacer un spot en el canal televisivo que se trasmitirá en Señal Colombia. Conversando después con ella sobre esto, nos dice que es importante divulgar, dar a conocer las experiencias.
Respecto a la organización productiva y el manejo del negocio, Constanza ha desarrollado un modelo muy interesante en Cuatro Vientos, enfocado en un mercado de productos completamente orgánicos de alta calidad. La infraestructura cuenta con una instalación especial para la poscosecha, adecuada y organizada para seguir las normas de buenas prácticas agrícolas y tiene formas innovadoras de manejo del agua para hacer varias fases de lavado de los productos. La comercialización y el reparto también han sido desarrollados a través de la experiencia de los años, distribuyendo mercados a restaurantes y algunas familias en Bogotá, con dos recorridos a la semana. El proceso de toma de decisiones en el proceso productivo ha pasado por diferentes momentos de planificación, que incluyó la implementación de un software especializado para el seguimiento de la productividad de cada cama, planta por planta, que en su momento sirvió para notar algunas cosas claves del comportamiento de la producción, pero que resultó demasiado dispendioso como para mantenerse en el ejercicio de hacerlo indefinidamente. También se han hecho mediciones de tiempos y movimientos y se busca que las prácticas cotidianas sigan unas pautas que permiten optimizar los esfuerzos del equipo de trabajo.





Previamente a que Constanza adquiriera la finca, ésta ya tenía un cultivo importante de árboles de feijoa, que es un atractivo delicioso para quienes gustamos de ellas, y en los momentos de alta cosecha se dan en tales cantidades que es posible recoger también para los animales (una burra y dos vacas), a quienes les encantan.






Actividades durante nuestra estadía
Estas fueron algunas de las actividades que realizamos según las necesidades del momento y el ritmo propio de la huerta:

·         Lijar y embadurnar con cera de abeja un palo para colgar cortina
·         Ordeñar vaca Dorotea. Su hija Luna juega a perseguir y echarle cacho a la gente
·         Sembrar cubios, calabacín, espinaca baby, cebolla larga
·         Pelar cebolla larga en grandes cantidades (poscosecha) y otros alistamientos de mercados
·         Bajar camas de tierra para prepararlas para nueva siembra
·         Riego con preparado biodinámico fladen








Aprendizajes

Además de los aprendizajes relacionados con las experiencias que Constanza compartió con nosotros desde su experiencia de la huerta, la observación y la participación en las actividades cotidianas nos permitió tener un acercamiento a estos aspectos:

·         Manejo de las camas de tierra.
·         Métodos ágiles para realizar tareas largas, por ejemplo sembrar hundiendo la raíz con el dedo gordo, para dar rapidez a la siembra cuando son muchas plántulas.
·         Relación con los animales, en cuanto a respeto en la manera de acercárseles, sus hábitos y preferencias de alimentos que les generan una gratitud y cercanía con las personas.
·         Compostaje mediante montones ordenados cíclicamente (6 meses de maduración), con capas de materia vegetal y mezcla líquida de estiércol con agua y melaza.
·         Hacer bolitas llamadas almóndigas, compuestas de aserrín, melaza, ajo y ají, que se riegan por el cultivo (más o menos con un metro de distancia a lo largo de cada cama) para controlar las babosas. Este procedimiento se realiza cada 15 días, intercalado con la fumigación de un compuesto líquido de plantas (manzanilla y caléndula, más cantidad de manzanilla cuando llueve mucho).

¿Y cómo le fue a Arturo?
Estar en Cuatro Vientos como primer lugar de nuestro viaje fue clave para que Arturo pudiera hacer un proceso de transición de su cotidianidad, ya que en la convivencia con Constanza fluyó la armonía y la flexibilidad, la tranquilidad de que cada uno tuviera sus momentos para hacer las cosas sin presiones. Así Arturo comenzó pasando bastante tiempo en la casa al comienzo, y luego era feliz yendo a pasar horas enteras en el bosque de feijoas donde entraba como en un estado de conexión con un ritmo vegetal mucho más lento y contemplativo de lo habitual, además que le encanta comer las flores… sí, las flores de la feijoa son deliciosas! Su fortaleza y resistencia física se fue aumentando con estos desplazamientos, que cada vez más hacía a su ritmo normal de salir corriendo para llegar hasta donde quiere ir, aprendiendo a manejar las pendientes de la finca y pasar con cuidado por las camas de tierra identificando los surcos y los puntos donde los caminos las cruzan.

Compartió mucho con un gato cariñoso y consentido que se llama Copito, y a través de esta interacción estableció una conexión con ese espíritu de los lugares que son los animales. También estaba por allí Xirus, un pastor alemán impresionante, con el que hay que mantener las distancias porque tiene un trauma emocional que no le permite el contacto físico. Teniendo mucho cuidado cuando estaba presente, Arturo pudo también experimentar ese límite entre el miedo, el respeto y la tranquilidad que se debe tener con los animales al ir conociendo su personalidad. A veces aparecía Canela, una perrita Golden retriever muy linda, que todavía es jovencita y corre como loca. Con los animales grandes tuvo un proceso de irse sintiendo seguro muy despacio, sólo a veces tocar la frente a la burra, y más distancia aún con las vacas, pues la más joven tiene un temperamento juguetón de tratar de cornear a la gente que da susto!






Comer vegetales en el campo es otro cuento! Aunque a Arturo siempre le ha gustado la zanahoria cruda, tomarla recién cosechada es un deleite especial.







Un día muy especial Constanza organizó una reunión para las familias de su equipo de trabajo, sobre todo para el encuentro de los niños, y también invitó a un amigo de Arturo y sus papás: Jerónimo, Mónica y Ricardo, la familia Esmoris. Después de una tarde de juegos, estuvimos juntos con ellos tres hasta altas horas de la noche. Mientras Arturo y Jerónimo seguían jugando felices, los adultos también compartíamos especialmente sobre temas relacionados con la experiencia de ser padres y madres, los caminos de conciencia, espiritualidad y chamanismo, y también sobre la crianza y el cuidado de los perros, ya que la familia Esmoris tiene la escuela Amigo Can. Ricardo y Camilo salimos a cosechar algunas hortalizas en la oscuridad de la noche, toda una experiencia de despertar la sensibilidad con la tierra.

Otra actividad nueva para Arturo fue tomar fotos por su cuenta y nos sorprendió ver algunas de sus tomas, la forma de captar los momentos desde su perspectiva.











Mensajes desde el proyecto

Mensajes de Constanza González para otros proyectos agroecológicos y ecoaldeas:

1. Ser honestos consigo mismos.
2. Recordar que nos une el sentido de cuidar la tierra y ser más humanos.
3. Cultivar el sentido de gratitud.


Contacto

Constanza Gonzalez, No. Celular: 311 239 9746
Correo electrónico: huertacasera@yahoo.com


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