Nuestro viaje/proyecto inicia el
30 de Junio de 2013 en la Finca Cuatro Vientos, en Tenjo (Cundinamarca), una
huerta especializada en la producción orgánica de hortalizas, que se
comercializan a través de una marca propia: Tierra Verde. Constanza González, dueña
y líder del proyecto, compartió con nosotros su espacio vital, sus conocimientos
y experiencias, reflexiones sobre la vida y sobre todo su generoso afecto. Fue
una introducción fascinante en el mundo de la vida campesina al estilo
agroecológico, y una oportunidad muy armoniosa para dar los primeros pasos de
nuestra propia transición familiar.
Constanza lleva 18 años con el
proyecto de la huerta, 11 de ellos en Gachancipá y luego en esta finca a donde
se trasladó con toda la experiencia acumulada, el espíritu de la huerta con
ella, un trabajo que tiene uno de sus pilares fundamentales en la conexión con
el mundo de los sentidos, que es muy importante para ella. Incluso nos cuenta
que dejó de practicar yoga a diario porque el trabajo por periodos largos de
tiempo en la huerta le comenzó a producir esa sensación de conexión interior.
Video de Constanza: http://www.youtube.com/watch?v=oXFTkN1stTU
Los caminos del agua que
optimizan su recolección y circulación para aprovechar al máximo el producto de
las lluvias, así como la gran variedad de especies hortícolas, recrean un
paisaje agrícola de gran riqueza y belleza para el deleite del espíritu. Una de
las cosas que más nos llamaron la atención de la huerta, fueron las gruesas
camas de tierra donde se siembran las hortalizas. En ellas se refleja toda una
forma de relacionarse con la vitalidad de la tierra para favorecer el proceso
agrícola, con una atención y una inversión continua de trabajo. Estos esfuerzos
son lo que se soporta el proyecto, como una alternativa frente al modelo de
producción agroquímica.
Desde luego, la alelopatía es una
de las principales formas de manejo integral de las necesidades de la huerta.
Se observan diferentes plantas medicinales y aromáticas mezcladas con los
cultivos comerciales. Su expresión más sistemática son las “cortinas”, que
consisten en sembrar ciertas plantas en los extremos de cada cama, sobre todo
manzanilla.
Se practica el acolchado en gran
parte de las camas (sobre todo para las especies más vulnerables), que consiste
en poner una cobertura que protege el suelo de plagas, el efecto de la
radiación solar que evapora la humedad y el efecto de las lluvias excesivas que
lavan el terreno llevándose sus nutrientes. Este acolchado se hace con pasto u
otro material vegetal, pero que previamente se haya secado completamente, en un
lugar alejado del cultivo.
Estos manejos junto a muchas otras
técnicas aplicadas en Cuatro Vientos, requiere que los trabajadores que se
emplean en la finca adopten estas prácticas específicas de agricultura
orgánica. Muchos de los trabajadores
que llegan al proyecto son campesinos que ya vienen con una experiencia
cultural propia sobre cómo hacer las cosas en la huerta. Aunque se realizan
ejercicios de diálogo de saberes donde se reconoce que estos conocimientos son
valiosos, valederos y que en sus huertas propias pueden realizar las prácticas
que ellos consideren mejores, en Cuatro Vientos se les exige hacerlo como ya se
tiene establecido, reconociendo que es el proyecto de Constanza forjado con su
experiencia directa, por lo que tienen que seguir sus pautas. Esto no es fácil,
con algunas personas se crean relaciones con mucho afecto y respeto, pero no
funcionan en el trabajo, y no se quedan, se van pronto, es como un filtro. Se
puede concluir entonces que hay una lógica de relación con los trabajadores basada
en el hacer, en que se adapten en su labor a los requisitos especiales del
proyecto.
En el compartir de las
actividades cotidianas, no sólo aprendimos de los saberes prácticos del equipo
de trabajo, sino también disfrutamos del humor de Cecilia (jefe de huerta) y la
conexión de Oscar (encargado de la finca en general) con los animales y la
tierra.
En este escenario de encuentros,
también tuvimos la oportunidad de conocer brevemente a Sophie, mujer francesa
dedicada a la talla de madera. Y una de las noches compartimos la visita de
Mario, Sofía, Teiru y Dugunabin. Los últimos dos son indígenas de la etnia Iku
de la Sierra Nevada de Santa Marta, quienes nos cuentan que para ellos la
educación se centra en saber compartir, desde muy pequeños y en la vida
cotidiana, a través de intercambios vivenciales y las raíces comunitarias de
los sentidos de vida y la conciencia, reconociendo la importancia de que todos
sepan sembrar la tierra y lo practiquen. Frente a nuestras preguntas sobre sus
motivaciones para cursar programas académicos de los hermanos menores, Teiru,
que estudia Física en la Universidad Nacional, nos habla de sus perspectivas de
la interculturalidad, cómo a ellos también les interesa reconocer cómo pensamos
nosotros y conocer más del mundo contemporáneo.
Otro evento singular, que tomó
todo un día de dedicación de Constanza, fue la visita de un equipo del
Ministerio de Agricultura para realizar una entrevista para hacer un spot en el
canal televisivo que se trasmitirá en Señal Colombia. Conversando después con
ella sobre esto, nos dice que es importante divulgar, dar a conocer las
experiencias.
Previamente a que Constanza
adquiriera la finca, ésta ya tenía un cultivo importante de árboles de feijoa,
que es un atractivo delicioso para quienes gustamos de ellas, y en los momentos
de alta cosecha se dan en tales cantidades que es posible recoger también para
los animales (una burra y dos vacas), a quienes les encantan.
Actividades durante nuestra estadía
Estas fueron algunas de las actividades que realizamos según las
necesidades del momento y el ritmo propio de la huerta:
·
Lijar y embadurnar con cera de abeja un palo para colgar cortina
·
Ordeñar vaca Dorotea. Su hija Luna juega a perseguir y echarle cacho a
la gente
·
Sembrar cubios, calabacín, espinaca baby, cebolla larga
·
Pelar cebolla larga en grandes cantidades (poscosecha) y otros
alistamientos de mercados
·
Bajar
camas de tierra para prepararlas para nueva siembra
·
Riego
con preparado biodinámico fladen
Aprendizajes
Además de los aprendizajes
relacionados con las experiencias que Constanza compartió con nosotros desde su
experiencia de la huerta, la observación y la participación en las actividades
cotidianas nos permitió tener un acercamiento a estos aspectos:
·
Manejo de las camas de tierra.
·
Métodos ágiles para realizar tareas largas, por
ejemplo sembrar hundiendo la raíz con el dedo gordo, para dar rapidez a la
siembra cuando son muchas plántulas.
·
Relación con los animales, en cuanto a respeto
en la manera de acercárseles, sus hábitos y preferencias de alimentos que les
generan una gratitud y cercanía con las personas.
·
Compostaje mediante montones ordenados
cíclicamente (6 meses de maduración), con capas de materia vegetal y mezcla
líquida de estiércol con agua y melaza.
·
Hacer bolitas llamadas almóndigas, compuestas de
aserrín, melaza, ajo y ají, que se riegan por el cultivo (más o menos con un
metro de distancia a lo largo de cada cama) para controlar las babosas. Este
procedimiento se realiza cada 15 días, intercalado con la fumigación de un
compuesto líquido de plantas (manzanilla y caléndula, más cantidad de manzanilla
cuando llueve mucho).
¿Y cómo le fue a Arturo?
Comer vegetales en el campo es
otro cuento! Aunque a Arturo siempre le ha gustado la zanahoria cruda, tomarla
recién cosechada es un deleite especial.
Un día muy especial Constanza
organizó una reunión para las familias de su equipo de trabajo, sobre todo para
el encuentro de los niños, y también invitó a un amigo de Arturo y sus papás:
Jerónimo, Mónica y Ricardo, la familia Esmoris. Después de una tarde de juegos,
estuvimos juntos con ellos tres hasta altas horas de la noche. Mientras Arturo
y Jerónimo seguían jugando felices, los adultos también compartíamos
especialmente sobre temas relacionados con la experiencia de ser padres y
madres, los caminos de conciencia, espiritualidad y chamanismo, y también sobre
la crianza y el cuidado de los perros, ya que la familia Esmoris tiene la
escuela Amigo Can. Ricardo y Camilo salimos a cosechar algunas hortalizas en la
oscuridad de la noche, toda una experiencia de despertar la sensibilidad con la
tierra.
Otra actividad nueva para Arturo
fue tomar fotos por su cuenta y nos sorprendió ver algunas de sus tomas, la
forma de captar los momentos desde su perspectiva.
Mensajes desde el proyecto
Mensajes de Constanza González
para otros proyectos agroecológicos y ecoaldeas:
1. Ser honestos consigo mismos.
2. Recordar que nos une el
sentido de cuidar la tierra y ser más humanos.
3. Cultivar el sentido de gratitud.
Contacto
Constanza Gonzalez, No. Celular:
311 239 9746
Correo electrónico: huertacasera@yahoo.com
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