Llegamos el 8 de Julio de 2013 a
la Finca Reserva El Retoño (que hace parte de la Red Kunagua), en el Municipio
de Silvania, Departamento de Cundinamarca, Colombia. Fuimos cálidamente
recibidos por David Forero y su familia, con la sorpresa de alojarnos en la
casa del árbol, una vivienda muy especial y que fue la construcción con la que
inició el proyecto hace 15 años. El clima es templado tendiendo a fresco, ya
que recibe los vientos y la humedad del Páramo de Sumapáz.
Primera Producción Audivisual del Retoño 2004:
Convivimos con dos familias, y
también compartimos con varios visitantes. David y Johana están al frente del
proyecto, con sus hijos Agua Yaku y Quinti. Agua Yaku tiene 7 años, es mayor
que Arturo y poco a poco crearon una amistad muy especial. Quinti, de un año y
medio, ya conoce bastante la finca y trasmite una gran alegría. David compone
canciones originales con la inspiración de sus experiencias de vida, tenemos el
gusto de escuchar su música y canto que interpretan con Johana y Agua Yaku un
par de noches. En este video de la Red Kunagua se incluye uno de sus temas
llamado “Solicito Luz”: http://www.youtube.com/watch?v=UDrOAM-32p4
Algunos días estuvimos con
Bernardo y su hijo Beryan de 12 años que está iniciando el proceso de vivir con
su papá en El Retoño y haciendo el esfuerzo de su educación secundaria con un
programa virtual, sobre la base de una larga experiencia previa de educación en
casa combinada con algunos periodos en colegios formales.
David nos cuenta que en el ritmo
de vida de El Retoño se suelen hacer “círculos de palabra” en las noches para
compartir experiencias, conocimientos y tomar decisiones, mientras se va
haciendo alguna tarea, por ejemplo limpiar quínoa. El trabajo colectivo en
minga ha sido importante para algunos procesos en Kunagua, especialmente el
cuidado de las áreas comunes, el mantenimiento de los caminos y la
reforestación, aunque no funciona muy bien para las tareas cotidianas del
trabajo de la tierra en las fincas. La participación de voluntarios ayuda a la
sostenibilidad del proyecto y han tenido experiencia recibiendo a muchos de
ellos, al punto que se han vuelto normales en la convivencia diaria.
En El Retoño se privilegia el hacer sobre el pensar, lo cual se refleja en la vida cotidiana, aprovechando los
momentos del día cuando no está lloviendo para estar afuera realizando
múltiples labores del campo. “La sabiduría viva es mantener los ciclos básicos
de la tierra (preparar, sembrar, abonar, deshierbar, cosechar) a pesar de todos
los cambios que tiene todo el tiempo la vida”.
Cuando llegan visitantes o
voluntarios, alguna de las personas que integran el proyecto le brinda un
recorrido por la finca, presentándole el territorio y su historia.
La Finca Reserva tiene un claro
ordenamiento de sus zonas, estableciendo áreas de conservación y reforestación
en las cuencas de las quebradas, huertas, zonas de pastoreo y bancos de
proteína o pastos de corte para los animales, viviendas y otras edificaciones.
Durante nuestra estadía, vinieron
a compartir este proyecto familiares, amigos de antes y nuevos amigos, con
quienes fue muy importante vivir momentos de afecto y el reencuentro con la
naturaleza que motiva la Finca Reserva el Retoño, las alternativas para ser y
crecer, los sentidos humanos de vida más conscientes y conectados con todo lo
que nos brinda este hermoso y generoso planeta.
Actividades durante nuestra estadía
Cada día de nuestra convivencia
como voluntarios tuvo diferentes experiencias y colaboramos con tareas
variadas, principalmente:
ü Arar,
abonar, deshierbar y sembrar surcos de las huertas.
ü Desgranar
quínoa.
ü Cosechar
y pelar balú (también llamado chachafruto).
ü Sembrar,
cosechar y lavar yacón.
ü Sacar
a pastar a las ovejas y llevarlas de vuelta al establo.
ü Recolectar
estiércol de caballo, vaca y ovejas, y hojas de los caminos del bosque. Todo
este material se apila para hacer compost. El de caballo se le pone a las camas
del abono que producen las lombrices, combinado con los desechos orgánicos de
la cocina.
ü Cocinar,
combinando preparaciones con ingredientes comprados en mercado externo y
alimentos que se producen en la finca como plátano, bore, balú, malanga, quínoa,
acelga, repollo, rábanos, guatila y yacón entre otros.
ü Cosechar
y limpiar estos alimentos.
ü Organizar
el establo.
ü Podar
enredadera de ojo de poeta que se estaba expandiendo por una zona de bosque.
ü Rediseñar
y montar una huerta pequeña de aromáticas.
Desde nuestras propuestas y
conocimientos para compartir, confluimos en estas actividades:
ü Propiciamos
un par de conversaciones informales sobre las herramientas para padres.
ü Tuvimos
5 prácticas de Tensegridad organizadas espontáneamente con quienes querían
participar en el momento, haciendo especialmente las series de la Respiración
del Sol, los Bocadillos de Poder, movimientos para el Ensueño, Limpiando la
Esfera Luminosa y la versión corta de la Serpiente Emplumada.
Aprendizajes
Las actividades físicas del
trabajo en el campo permiten un autoaprendizaje, ir observando y encontrando
uno mismo técnicas para que le rinda más y que su cuerpo no se maltrate,
modulando la intensidad de los esfuerzos, con conciencia. Por ejemplo poner
atención en no excederse con el peso de los objetos que se trasladan de un
lugar a otro, medir las fuerzas, tomar pausas y combinar las actividades con
ejercicios intermedios, van haciendo que se transformen algunos dolores que es
natural que surjan al realizar trabajos que son nuevos para el cuerpo, y así
esos dolores se van transformando en ajustes corporales y recuperación rápida,
siempre y cuando se le dé la oportunidad y la suficiente atención al cuerpo.
Aprendimos sobre el cultivo y
preparación de tres especies alimenticias autóctonas muy nutritivas: balú, bore
y malanga. Gracias a esto, tuvimos una oportunidad vivencial de comprender lo
importante que es consumir los alimentos que se producen en el lugar donde uno
vive, ver por nosotros mismos ese proceso en el que una gran parte de los
esfuerzos, del trabajo que se hace con la tierra va satisfacer las necesidades
alimentarias de la familia.
Pudimos observar y escuchar las
explicaciones de David sobre el sistema de manejo de aguas residuales que ya se
está implementando en gran medida, aunque falta terminar algunos de sus
componentes, para que las aguas corran por varios tanques, pozos y canales que
pasan por pastizales e incluso las aguas negras después de depurarse irrigan y
abonan árboles frutales.
¿Y cómo le fue a Arturo?
En El Retoño Arturo tuvo la
oportunidad de compartir con niños más grandes (Agua Yaku, Beryan y los amigos
de la escuela de Agua Yaku), gozando y ganando experiencia con ellos, y también
aprendiendo a tener cuidado con la diferencia de fuerzas. También pudo
disfrutar el compartir con Quinti, el bebé que es ya casi niño, participar en
cambiadas de pañal y juegos al nivel de esa edad tan especial.
Como le gustan tanto los
animales, jugó mucho con los gatos y aprendió de forma explícita sobre poner
límites: a veces ellos responden agresivamente para ponernos un límite, por
ejemplo cuando no quieren que los carguemos; y si están necios o se ponen a
jugar muy brusco hay que regañarlos y trancarlos.
Estos días le gustó mucho hacer
tareas, viendo a Agua Yaku sentarse a hacer las suyas y disfrutando la
actividad. Hacemos lectoescritura, números y casi siempre termina con dibujos.
También leemos libros de niños muy chéveres que hay en El Retoño, especialmente
uno original del proyecto que se titula ¿Qué
pasó con el agua?
Poco a poco vamos probando los
alimentos propios de la región, aprendiendo estos nuevos sabores.
Disfrutó mucho explorando
quebradas, jugando con su agua, arena y barro.
Subiendo y bajando por los
caminos, saltando en los juegos, su cuerpo ganó una mayor resistencia y
tonalidad muscular, reflejos y motricidad. Las caídas y golpes que son
accidentes normales en los nuevos espacios, cada vez fueron menos frecuentes.
Tuvo su primera experiencia
manejando un machete (con mucho cuidado y supervisión!) para picar algunas
hojas de un plátano cosechado, aprendiendo que así se ayuda a que se
descomponga y sus nutrientes abonen la tierra.
Mensajes desde el proyecto
Mensajes de David Forero para
otros proyectos agroecológicos y ecoaldeas:
La persistencia, la constancia,
el amor por lo que estamos haciendo es lo que nos mantiene vivos. La creación de
redes, trabajar articulados. Trabajar con los niños. Fortalecer la comunidad a
partir del hogar y la familia. Y básicamente disfrutar, gozar de lo que se está
haciendo. Con empeño y con tesón pero con gozo y sabiduría. Y hacerle, hacerle
todos los días que es una forma de revolución pacífica y activa, el hecho de
estar constantes en el proyecto con la tierra y con la vida. Y unir esfuerzos
porque entre más personas estemos pensando bonito, en la misma cosa, se van a
ver los resultados. Es una invitación a pensar en la tierra, a pensar en lo que
estamos haciendo activamente. Y me alegra mucho saber también que hay otras
comunidades, otras familias, otras personas que están sacando adelante
proyectos similares, y eso me alegra porque me da como luces, posibilidades de
pensar en un futuro como nos lo soñamos. En el ver pasar la gente por aquí,
siento que compartimos ese sueño con otras personas, entonces no me siento
sólo, siento que en todos esos lugares están unidos en el pensamiento con lo
que estamos haciendo aquí. Entonces seguiremos pensándolos bonito y sugiriendo
que nos pensemos bonito todo el tiempo.
Mensajes de Bernardo Umaña para
otros proyectos agroecológicos y ecoaldeas:
Por la experiencia que hemos
vivido en El Retoño, el mensaje es que nunca te olvides de la idea inicial, a
uno lo impulsa algo muy bonito al principio. En el camino pasan muchas cosas,
llueve, te caes, y te olvidas de eso, te dejas llenar por otras cosas que no es
eso bonito que te hizo hacer todo esto. Entonces como que nunca se olvide uno
de esa semilla inicial, de esa idea principal. Si lo principal fue la
comunidad, nunca te olvides de lo que sentiste cuando pensaste en eso. O si fue
el amor, o si fueron los niños, nunca olvidemos ese trabajo con los niños, no
importa si a veces no hay presupuesto para el proyecto, dificultades en el
camino, acuérdate que son los niños, no importa, bajémosle al video y sigamos.
Resúmen del lugar para visitantes
El Retoño está ubicado en la
vereda Victoría Alta del Municipio de Silvania, pasando por Sibaté y el Alto de
San Miguel (antigua vía a Fusagasugá).
Se trata de una finca reserva, lo
cual quiere decir que ofrece productos agrícolas completamente orgánicos (100%
libres de insumos agroquímicos) a la vez que propicia el cuidado del medio
ambiente natural de la región, especialmente el agua de los riachuelos que
nacen en la cuenca de la quebrada Victoria, con una proyección de conciencia y
educación ambiental para la comunidad próxima y todos los visitantes
interesados en encontrar alternativas prácticas para morar más armoniosamente
en nuestro planeta.
En la finca los visitantes tienen
la oportunidad de participar en un recorrido guiado donde se exponen no sólo
las huertas, bosques y construcciones naturales desarrolladas, sino también las
experiencias de vida que han hecho posible mantener vivo este proyecto a lo
largo de quince años.
A partir de la experiencia
acumulada en El Retoño, se ofrecen asesorías especializadas en agroecología y
bioconstrucción para personas o familias que desean implementar este tipo de
modelos en otros lugares.
Se cuenta con posibilidad de
alojamiento en cabañas y camping.
Los productos agrícolas,
especialmente yacón y hortalizas, se pueden adquirir en Bogotá, mediante
contacto directo con sus productores.
Contacto
David Forero, No. Celular: 316
281 8665
Super!
ResponderBorrarbuenos días,
ResponderBorrarBuen día para todos.
Quisiera contar con información actualizada para hacer un voluntariado en la Reserva.
Mil gracias
Miriam
buenos días,
ResponderBorrarBuen día para todos.
Quisiera contar con información actualizada para hacer un voluntariado en la Reserva.
Mil gracias
Miriam
muy buena por que yo vivo en esa finca
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